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Sixto Jesús Meza con su hermana

Del cartel a Cristo

En medio de la guerra contra el narcotráfico en México, una bala casi acabó con la vida del ex-pandillero Sixto Jesús Meza --y lo ayudó a encontrar a Dios.

Un sillón reclinable bien usado de color beige se encuentra entre las filas de bancos de madera en el edificio de la iglesia de Cristo Balcones de Alcalá.

Para Sixto Jesús Meza, es el asiento de la reconciliación – un recuerdo del amor y del perdón de Dios.

Para los 80 cristianos que adoran a su lado, es una prueba de que nadie está más allá del alcance de Dios.

Un domingo por la tarde, Meza llegó al edificio de la iglesia en su silla de ruedas y rápidamente se colocó en el sillón reclinable. Él y unos cuantos miembros de la iglesia hablaron con cristianos del norte de la frontera quienes apoyan su trabajo. Gilbert Galdiano, ministro de una iglesia de Cristo bilingüe en Alton, Texas, tradujo al inglés para los invitados.

Se le pidió que compartiera su testimonio personal, y Meza comenzó – y el salón quedó en silencio.

Él formaba parte del problema aquí en la frontera de los Estados Unidos y México. Por casi siete años, Meza trabajó para un cártel del narcotráfico en Matamoros, al sur de Brownsville, Texas.

¿Qué hacía él para el cartel?

“De todo,” respondió – y se negó a decir más.

Desde el 2006, cuando el gobierno mexicano intensificó su guerra contra las drogas, los enfrentamientos entre el ejército mexicano y los carteles fuertemente armados han causado al menos 60.000 muertes, según el gobierno mexicano. Los críticos afirman que el número es mucho mayor.

Meza casi llegó a formar parte de ese número. Una noche, en el 2012, la policía rodeó su camioneta y comenzó a disparar. Huyó – y sintió el rasgón de una bala en la espalda. Boca abajo en la calle, incapaz de moverse, oyó soldados hablando por encima de él. Ellos pensaron que estaba muerto.

‘Ya no trabajo más para el cartel.  Trabajo para Dios.  Trabajo para Aquél que mueve todo el universo.’ (PHOTO BY LYNN McMILLON)

“Le pedí a Dios otra oportunidad,” dijo Meza, “otra oportunidad de ver a mis hijos, de verlos crecer.”

La bala le cortó la médula espinal, paralizándolo de la cintura para abajo.

Los médicos le dijeron a su hermana, Cira, que probablemente moriría en tres meses o menos. Ella se negó a creerlo.

“Confío en Dios,” les dijo. “Mi hermano va a vivir.”

Ella trasladó a Meza a su casa en Reynosa para cuidar de él – y para hablar con él acerca de Jesús. Un día, mientras ella estaba ausente, miembros de la iglesia Balcones tocaron a su puerta.

Al principio, pensaron que no había nadie en casa, dijo el Hno. Leopoldo Arvisu, uno de los que tocaban. Incapaz de moverse, Meza les gritó que entraran. Les escuchó hablar de la salvación, pero rechazó su invitación a la iglesia porque no podía llegar allí.

Está bien, le dijeron los miembros de la iglesia. Vendremos por ti. Semanas más tarde, después de estudios bíblicos y oración, Meza y su hermana fueron bautizados.

Físicamente, está lejos de ser sanado. Necesita una operación para fusionar su columna vertebral para la estabilidad. Ha sufrido unos reveses, incluyendo una infección reciente. La iglesia de Cristo del Norte en Pharr, Texas, que ayuda a la iglesia Balcones, ha consentido en ayudar con los gastos médicos.

Mientras tanto, Meza ahora se mantiene fiel y ocupado, distribuyendo folletos que hablan de la salvación de Dios. Él comparte su fe con los que consienten escuchar.

“Ya no trabajo más para el cartel,” dijo. “Trabajo para Dios. Trabajo para Aquél que mueve todo el universo.”

Arvisu, quien tocó a la puerta de Meza, es graduado de la Escuela de Predicación de Monterrey y ahora es ministro de una congregación nueva en el barrio de Reynosa llamado Rincón de Las Flores.

Al preguntarle cómo se siente al ver a Meza sentado en la iglesia, Arvisu dio una respuesta de sólo una palabra – “felicidad.”

“Su historia no empezó conmigo,” dijo Arvisu, humildemente. Dios ya estaba obrando en la vida de Meza, y él estaba buscando. “Estaba en un estado de muerte, y ahora lo vemos en otro estado – mucho mejor que antes.”

Socorro Barrios es la viuda del antiguo ministro de la iglesia Balcones, Jesús Barrios, quien murió de cáncer en 2009. Ahora su hijo, Alejandro, sirve como ministro.

Ver la misericordia de Dios en la vida de Meza ha renovado su celo para buscar y salvar a los perdidos, dijo ella.

“Él nos ha enseñado que algunos corazones son duros,” dijo, “pero hay que tener paciencia.”

Filed under: One Nación Under God Series

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